GRUPO DE PREPARACIÓN MATRIMONIAL

Esta labor pastoral se lleva a cabo por un conjunto de personas integrado por: padre Juan Carlos Tejeda, y tres matrimonios de nuestra parroquia, los compuestos por: Ricardo y Luisa, Rodrigo y Carmen Soto.

Cada vez que una pareja decide casarse, es decir, unirse cristianamente por el sacramento del Matrimonio, se acercan a la Parroquia, donde se les pide seguir tres sesiones de orientación, dos de ellas están dirigidas por las parejas arriba mencionadas. En ellas se hablan temas de convivencia diaria desde una perspectiva cristiana; una tercera reunión es dirigida por el padre Juan Carlos, esta última sesión está relacionada directamente con el Sacramento del Matrimonio.

El programa, que se lleva actualmente a cabo, está basado en el esquema que ha definido la Organización Mundial de Matrimonios de la Iglesia Católica (CPM). Estas reuniones son talleres en los que las diferentes parejas son invitadas a participar e involucrarse.

Una de las analogías que se usa en la introducción, es que el matrimonio es un camino, que ambos cónyuges han iniciado, con su propia mochila llena de vivencias personales. El día, que deciden hacer vida en común y casarse, deben revisar sus mochilas, y ver qué cosas deben sacar de ellas, cuáles deben mantener, y qué les hará falta agregar. los talleres matrimoniales tienen como objetivo ayudarles a descubrir juntos los elementos que su mochila común debe contener.

También se habla de las diferentes etapas por las que casi toda pareja pasa: comienzan su vida en común cuando se conocen, una amistad que empieza y que, en algún momento, se traduce en enamoramiento, punto en el que muchos deciden contraer matrimonio. Luego viene la fase del cariño, comienza el compañerismo, que les mostrará cómo enfrentar juntos todo lo que venga. Más tarde, al llegar los hijos, todo cambia de manera drástica, y su vida comienza a girar en torno a ellos con todo lo que implica: pensar en el futuro de los hijos, y prepararlos para una vida plena. Una vez pasada esta etapa, muchas veces llega el período del aburrimiento, y de diferentes períodos de crisis.

Lo importante de todas estas etapas es que se deben abordar siempre desde el diálogo: es importante perdonar y pedir perdón, reconocer sus propios errores y los de la otra persona a lo largo de la vida en pareja. Cuando se tiene a Dios en el centro de su vida matrimonial y familiar, es mas fácil mantenerla unida: la vida en familia es como un conjunto de cuerdas, una cuerda sola se rompe pronto, porque no tiene la firmeza suficiente para sustentar a una familia; cuando se trenzan dos cuerdas, la del esposo y la esposa, el lazo es mas fuerte, pero cuando además se une una tercera cuerda, la de Dios, este lazo es indestructible. Esta es la cuerda que nunca se debe olvidar, es una llamada a mantener a Jesús en el centro de la vida familiar.

 

 

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